¿Cómo afectan los filtros AR de Instagram a la imagen de nosotros mismos?

Los filtros AR o de realidad aumentada, son algunos efectos prediseñados para las aplicación de redes sociales en las cuales se puedes publicar historias, en donde los usuarios tienen una gran variedad de opciones en donde pueden alterar sus rostros, estos efectos de Instagram no son solo efectos de belleza que sirven para alterar el rostro de cada usuario, consisten principalmente en elementos virtuales generados por un ordenador que se superpone en tiempo real a las imágenes captadas por la cámara frontal o trasera del teléfono móvil y esto se da gracias a la realidad aumentada.

Existen diferentes tipos de filtros AR como máscaras y accesorio, efectos cosméticos, quiz, juegos, proyecciones de objetos virtuales y entornos virtuales, los que son utilizados por los usuarios para probar nuevos productos, estar a la moda o simplemente para ser parte de una causa. Una estadística importante a nivel mundial, indica que de tres de cada cuatro usuario de la red social Instagram usan estos filtros de realidad aumentada, con el auge de estos filtros ha aumentado las inseguridades físicas, la baja autoestima, el perfeccionismo y exigencia personal debido a las tendencias y provocan mayor vulnerabilidad hacia la propia imagen de casa usuario.

Así como han traído ventajas y tendencias para muchas empresas son muy fácil de utilizar, están al alcance de todos los usuarios, de igual manera, las desventajas pueden provocar una amenaza a la autoestima de los usuarios por crear expectativas irreales. Cada vez son más los expertos que advierten que la moda de los filtros de realidad virtual que embellecen y distorsionan las facciones está afectando a la manera con la que los usuarios se ven a sí mismos, agudizando sus inseguridades latentes.

El 55% delos cirujanos pasticos estadounidenses reconocen un aumento del número de pacientes que acuden a su consulta porque quieren parecerse más al reflejo de sus filtros, los efectos adversos de los filtros persisten incluso cuando estos desaparecen y el usuario vuelve a visualizar su rostro sin ningún tipo de distorsión. Es en este momento cuando surge la inevitable comparación entre 'yo real' con el 'yo retocado'. Y claro está que la imagen natural jamás podrá estar a la altura de la que ha sido diseñada como máscara de belleza.

El peligro de estos filtros de embellecimiento es que afectan tanto a la autoimagen como a la autoestima. Si te acostumbras a verte a ti mismo a través de una imagen distorsionada puedes desarrollar un trastorno disociativo (en el que ya no te reconoces a ti mismo en una fotografía que no esté retocada) y posteriormente un trastorno dismorfofóbico (por no poder estar a la altura de la imagen digital)"