Contacto con la naturaleza y mindfulness
Por: Dra. María Eugenia Romay Castillo
¿Cómo impacta el contacto con la naturaleza en la meditación y la práctica de mindfulness?
Sin duda alguna, una gran cantidad de la población a nivel mundial ha atravesado por cuadros de ansiedad o trastornos de sueño; la causa se puede decir que es multifactorial, en ocasiones puede ser el estrés laboral, la adolescencia, la dinámica familiar, una pérdida, etc. Cualquiera que sea el origen, es necesario buscar ayuda.
Existen diversas prácticas que permiten centrarse en uno mismo y tomar el control de la vida nuevamente, o al menos tener plena conciencia del aquí y del ahora, esto con la finalidad de ver a través de otro cristal la situación que nos quita el sueño, focalizando su origen para poder dar solución a la problemática que nos altera.
Entre estas prácticas se encuentra la meditación, descrita por Aguilar y Musso (2008) de la siguiente forma: “La meditación es un estado de observación acrítica de los contenidos cognoscitivos. Es un medio de descondicionamiento, por lo que los orientales lo conocen como el camino hacia la liberación o a la iluminación”.
En los últimos tiempos tanto psicólogos como médicos recurren a esta para tratar a sus pacientes con trastornos físicos y emocionales, sin embargo, es una práctica que requiere de dominio de la técnica, pues se debe dejar de pensar, es una observación pasiva; en la meditación no hay una guía racional.
Por otro lado, este el Mindfulness, introducido en 1978 a centros hospitalarios en Estados Unidos, y desde entonces ha ido tomando fuerza en diferentes contextos de la vida humana, lo mismo se recomienda su práctica en las instituciones educativas que en los centros laborales, ni se diga en centros de meditación.
El término Mindfulness es el vocablo inglés que se emplea para traducir el término pali “sati” que denota conciencia, atención, recuerdo (Siegel y cols., 2004 citado por Moñivas, García-Diex y García-De-Silva 2012), y aunque no existe una traducción literal para este término, se acepta entenderlo como atención plena o conciencia plena; ha sido tal el impacto de esta práctica que se comienza a considerar una teoría.
Cualquiera que sea la técnica que se emplee, la experiencia se potencializa si su práctica se lleva a cabo en contacto directo con la naturaleza, un bosque, la playa o un jardín. No hay experiencia más grata que sentir la brisa fresca por nuestro cuerpo, o el calor del sol llegando a la piel. Si se trata de ejercicios de respiración se recomienda practicarlos en espacios abiertos para tener todos los beneficios de la oxigenación. Pues es de todos conocida la función que las plantas tienen dentro de un ecosistema y sobre todo en relación al ser humano.
No todos podemos trasladarnos a un ambiente 100% natural, pero si podemos tener cercanía con un jardín, como es el caso del Jardín de la Salud dentro de los Colegios Sn Ángel, un espacio con múltiples beneficios, donde hay una perfecta armonía entre las especies cultivadas y el diseño del mismo, causando a nuestros sentidos una sensación de bienestar, colocando las emociones en equilibrio al percibir los aromas de especies como la lavanda o las rosas o simplemente contemplando la belleza de todas las plantas en su conjunto.
Referencias bibliográficas
Aguilar, Guido y Musso, Andrea (2008). LA MEDITACIÓN COMO PROCESO COGNITIVO-CONDUCTUAL. Suma Psicológica, 15 (1),241-258. [fecha de Consulta 12 de junio de 2022]. ISSN: 0121-4381. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=134212604010
Moñivas, Agustín, & García-Diex, Gustavo, & García-De-Silva, Rafael (2012). MINDFULNESS (ATENCIÓN PLENA): CONCEPTO Y TEORÍA. Portularia, XII ( ),83-89. [fecha de Consulta 12 de junio de 2022]. ISSN: 1578-0236. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=161024437009