El suicidio en adolescentes, un tema que urge atender
El suicidio en los adolescentes es una conducta patológica que se define como la preocupación o acción orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria. De acuerdo con Bridges y colaboradores (2008), México ha mostrado un incremento en suicidio del 150% en jóvenes mexicanos de cinco a 14 años de edad (cuarta causa de muerte) y del 74% en jóvenes entre 15 y 24 años de edad en el periodo 1990-2000. De acuerdo con la Secretaría de Salud, la población de adolescentes mexicanos contribuye al 17% de todos los suicidios en México, lo que representa un problema de Salud Pública.
A nivel mundial, el aumento de este fenómeno ha sido paulatino en la población adolescente y también se considera como un problema de Salud Pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS), lo refiere como la segunda causa de mortalidad en la adolescencia (de los 12 a los 19 años). En México, las investigaciones epidemiológicas mencionan como factores de riesgo la falta de oportunidades académicas y laborales, el fracaso académico, el bajo nivel académico de los padres, la pobreza, la violencia intrafamiliar, el aislamiento social, las escasas relaciones interpersonales, el uso de drogas, el embarazo, la violencia intrafamiliar; y a nivel mundial el acoso escolar y a través de redes sociales. La implementación de programas de prevención en las instituciones con las que tiene contacto el adolescente, como son: clubes sociales, deportivos, la escuela y la familia, a partir del uso de los medios de comunicación y de la tecnología con la que se relaciona el adolescente, permitirá identificar los factores de riesgo para prevenir e intervenir terapéuticamente antes de la consumación del suicidio.
Definición y aspectos históricos del suicidio
En la adolescencia, el suicidio es una condición que recién empieza a ser estudiada y comprendida, y aunque comparte con el suicidio en adultos factores comunes, se trata de un fenómeno relativamente nuevo. No obstante, el camino que ha trazado el suicidio históricamente debe ser considerado.
Desde la antigüedad, la historia del suicidio se ha abordado de manera general, sin hacer referencia al suicidio de alguna población en específico. Encontramos que en las civilizaciones: mesopotámica, egipcia, griega y romana, ya se consideraba al suicidio como producto de un estado de ánimo melancólico; los literatos lo consideraron un acto que pone fin a una situación dolorosa. Los escritos antiguos consideran que cuando una persona presenta estado de ánimo melancólico "bilis negra", se refiere a la descripción de una "tristeza profunda, permanente y sosegada, que es producida por causas físicas o morales, y quien la padece no encuentra, gusto ni diversión en nada de lo que realiza". Etimológicamente, el "suicidio" es una palabra derivada de "homicidio", es el acto de matarse voluntariamente.
En la Edad Media, en el año 1621 desde el punto de vista religioso, el suicidio era un pecado y un crimen, el cual mereció castigos, incautación de bienes, y la prohibición a la población de no mencionar el nombre del suicida. Se consideró a la melancolía como la base del suicidio, por lo tanto, la persona enferma de melancolía o tristeza era tratada por el médico a partir de la práctica de sangrías, en la cual se filtraba la sangre para eliminar la acumulación de bilis negra en el cerebro, se le prohibía al melancólico comer carne, quesos curados y beber vinos negros y espesos. En el siglo XVII Robert Burton, pionero en el estudio médico del suicidio, escribe el ensayo Anatomía de la Melancolía; más tarde, el filósofo inglés Sir Thomas Brown define por primera vez la palabra suicidio en su obra Religio Medici, esta definición sigue vigente en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. En la segunda mitad del siglo XVIII, en el año 1790, Francia, se convierte en el primer país que logra cambiar la ley que juzgaba al suicidio como crimen y lo considera como problema médico y social, consolida a la Psiquiatría como
especialidad e integra al suicidio en las primeras clasificaciones de las enfermedades mentales. En Gran Bretaña, el arzobispo de Canterbury y el Dr. Doris Odlum en 1961, logran que el clero desempeñe una función pastoral en los suicidios consumados y en las personas con intentos de suicidio, asimismo, establecen como delito el fomentar y ayudar a otra persona para que se suicide, consideran al suicidio como un acto de muerte voluntaria, de etiología orgánica, como un problema emocional y una desviación del carácter que es tratado por la Psiquiatría. En esta época, aparecen los primeros tratados psiquiátricos, el primero fue del médico inglés William Battie y después el clásico tratado de psiquiatría Traité médico philosophique sur l'aliénation mentale ou la manie de Phillippe Pinel.
En la actualidad, el suicidio en los adolescentes es un tema que llama la atención a nivel mundial debido al incremento en el registro de los casos, llegando a convertirse en un problema de Salud Pública.
Atención en los Servicios de Salud Mental
Los reportes sobre los Servicios de Salud Mental en México refieren que los pacientes con trastornos psiquiátricos, de ansiedad o afectivos, no buscan la atención psiquiátrica debido al miedo a ser estigmatizados por su núcleo familiar, social y laboral; así como por la escasez de Servicios de Salud Mental en zonas rurales, a la falta de información, al bajo nivel de escolaridad y de ingresos económicos. Se menciona que estos pacientes cuando buscan atención especializada tienen el primer contacto con los médicos generales, después con psicólogos, en tercer lugar, con psiquiatras y en último lugar, con curanderos tradicionales. Cuando el adolescente se suicida, el personal de Salud Mental que haya brindado tratamiento previo al evento no sólo tiene que manejar las estrategias de afrontamiento al estrés con los familiares del finado, sino también con las propias debido a las reacciones de tipo emocional que derivan de la relación terapéutica, y de acuerdo con su experiencia profesional manejará la culpa, frustración y falta de confianza que le haya producido el evento. En Japón, los especialistas en Salud Mental sugieren que el trabajo multidisciplinario, la comunicación intrahospitalaria, el asesoramiento telefónico a los familiares acongojados del suicida, sirven de
apoyo durante las crisis emocionales del paciente en el hospital, asimismo la coordinación con organizaciones civiles y públicas como la policía, los bomberos y los centros de salud públicos, apoyan en la prevención del suicidio.
Duelo en los padres del adolescente suicida
Cuando un adolescente se suicida, se presta poca atención al proceso de duelo de los padres, quienes para recordar al adolescente guardan sus objetos, y mantienen su recámara sin modificar, éstos son denominados objetos de vinculación. El duelo en los padres se matiza de sentimientos de culpa, evitan el contacto social, se sienten estigmatizados por la vergüenza que les causa el acto suicida, se muestran vulnerables y enojados; pueden enmascarar el duelo, negándolo en un complot de silencio y refugiándose en el uso de alcohol y otras sustancias, así como desarrollar trastorno de ansiedad y depresión mayor.
Abordaje del suicidio en el adolescente
El suicidio impacta en todos los ámbitos del adolescente y a nivel social, por lo que la prevención de este fenómeno comienza con programas de prevención, a partir de la promoción de la Salud Mental, la formación de programas de "escuelas para padres" y la importancia de alfabetizar a los padres, para la detección de la conducta suicida y la atención multidisciplinaria especializada; proporcionar información sobre el perfil de la conducta suicida dentro de la familia, en la escuela como el principal núcleo social del adolescente, así como en los clubes sociales, y el uso de la tecnología a la que tiene acceso el adolescente, permitiría la réplica de la información y la detección temprana por parte de sus compañeros, profesores y orientadores escolares aplicando estrategias de intervención y derivando hacia una atención psiquiátrica y psicológica. Se ha mencionado que los programas cognitivo conductuales para la crianza, el asesoramiento escolar, el tratamiento psicofarmacológico, la terapia individual y la terapia grupal cognitivo-conductual son favorables en la reducción de la ansiedad y la depresión en adolescentes víctimas
de agresión y para la prevención de la conducta suicida. Los factores de protección ante este fenómeno son fomentar una alta autoestima, el bienestar emocional a partir de las relaciones familiares y con amigos, la integración en grupos sociales, promover el ejercicio, la dieta y sueño adecuados, que fomenten una vida saludable física y emocionalmente.