#ElEstante: Nuestros libros favoritos
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El canon de Sherlock Holmes – Por Jorge Alonso Espíritu
Hay libros de los que se ha dicho todo y más. Son textos inagotables que se funden con la vida real, con las personas de carne y hueso, para quedarse en la memoria colectiva que funciona de una forma metaliteraria. Es el caso de Sherlock Holmes. Y sólo nombrarlo así es ya una trampa, pues no existe un libro con ese nombre, sino todo un complejo cultural en torno al detective más famoso de la historia, un personaje de ficción creado por Arthur Conan Doyle.
Sherlock apareció por primera vez en 1887. Desde el principio, su creador lo describe como un hombre que conjuga lo moderno y lo antiguo: que ostenta las mejores características del progreso: el pensamiento científico y el método deductivo por delante, pero con un rechazo a lo social y a lo humano que lo vuelven uno de los primeros antihéroes del gusto popular.
Los principios de Holmes son siempre pragmáticos, y son potenciados por una inteligencia asombrosa de la que el londinense no se avergüenza. Los juegos de deducción son famosos y su estilo ha sido imitado universalmente, en todo tipo de ficciones.
Pero Holmes no es solo una máquina brillante y sin alma. A la par de un detective único, es un ser humano complejo, adicto al opio y la adrenalina, que protege a su pequeño círculo, mientras desprecia al sistema político-social, no por un tema moral, sino porque los defectos de quienes lo controlan le resultan despreciables.
Con ese equipaje a cuestas Holmes y su biógrafo no oficial, el Dr. Watson, viven emocionantes aventuras que han quedado ya en la cultura popular: el Estudio en escarlata o el Sabueso de los Baskerville por poner un par de ejemplos, han sido narrados de diferentes formas, desde los dibujos animados hasta las adaptaciones cinematográficas más taquilleras.
Los libros sobre el detective del 221B de Baker Street son incontables, pero el Canon oficial, escrito por su creador Conan Doyle, se compone de cuatro novelas y cincuenta y seis relatos:
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Estudio en escarlata (A Study in Scarlet) (1887)
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El signo de los cuatro (The Sign of the Four) (1890)
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El sabueso de los Baskerville (The Hound of the Baskervilles), publicado por entregas, entre agosto de 1901 y abril de 1902, en The Strand Magazine.
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El valle del terror (The Valley of Fear), publicado por entregas, entre septiembre de 1914 y mayo de 1915, en The Strand Magazine.
Colecciones de relatos
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Las aventuras de Sherlock Holmes (The Adventures of Sherlock Holmes), publicado por entregas, entre julio de 1891 y junio de 1892, en The Strand Magazine con ilustraciones originales de Sidney Paget.2
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Las memorias de Sherlock Holmes (The Memoirs of Sherlock Holmes), publicado por entregas, entre diciembre de 1892 y diciembre de 1893, en The Strand Magazine con ilustraciones originales de Sidney Paget.
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El regreso de Sherlock Holmes (The Return of Sherlock Holmes), publicado por entregas, entre 1903 y 1904, en The Strand Magazine con ilustraciones originales de Sidney Paget.
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Su última reverencia (His Last Bow), publicado por entregas entre 1908 y 1913.
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El archivo de Sherlock Holmes (The Case-Book of Sherlock Holmes), publicado por entregas entre 1921 y 1927.
Sumergirse en este mundo es adictivo y fascinante. Sin duda, uno de las mejores experiencias de la literatura de ficción.
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La vida instrucciones de uso de Georges Perec - Por Fernanda Huerta
Georges Perec, es a mi gusto una de las personalidades más enigmáticas de la literatura mundial, escritor nacido en Francia con ascendencia judía polaca, se dedicó a reconfigurar todos los géneros literarios, incursionando en la novela, ensayo literario y crónica; siempre escribiendo desde un inconfundible estilo juguetón.
Fue conocido en los círculos de la literatura mundial por los juegos de palabras que proponía a sus lectores valiéndose de sus obras, desde idear una novela entera sin usar la letra más común en la lengua francesa, hasta escribir el palíndromo más largo de la historia francófona.
En La vida instrucciones de uso, Perec teje redes apasionantes de un colorido increíble, detallado, alegre y con marcadas pistas que muestran la obsesión del autor por el paso del tiempo.
Si quieres saber cómo se siente esa novela, imagina una película de Wes Anderson, mezclada con una novela policiaca ambientada en el interior de un edificio antiguo de departamentos en París. En el que conviven todo tipo de personas que diariamente comparten la acera, la escalera de caracol y los pasillos de una mansión bastante venida a menos, viéndose a diario, conociéndose íntimamente sin apenas rozarse.
Para darte ganas de leerlo, te contaré brevemente sólo una de estas historias, quizás la más intrigante: un excéntrico millonario de origen británico llamado Bartlebooth (con alguna inspiración del famoso Bartleby de Melville) que ha dedicado su vida y su fortuna a viajar alrededor del mundo para pintar acuarelas de los paisajes que más le atraen, acompañado de su valet, que hace las funciones de agente de viajes, amo de llaves, compañero y amigo; recorrerá costas, bosques y ciudades para recoger las imágenes de una época.
Todo con la intención de convertir estas acuarelas de su autoría ¡En rompecabezas!
Encargando el trabajo a un artesano de la madera, a quien lleva a vivir a su mismo edificio para poder supervisar de cerca la elaboración de intrincados juegos en forma de rompecabezas.
Uno a uno, Bartlebooth se da a la tarea de reconstruir sus propias obras pictóricas, ocultas por acertijos visuales tallados a mano, pieza por pieza.
De esta misma forma está construida toda la novela de Perec, como un gran juego de palabras que te irá soltando pistas muy bien disimuladas en anécdotas coloridas de la vida parisina.
Te recomiendo leer esta divertida novela, que se va como agua y que te deja con una sonrisa en el rostro, cuéntame qué te parece.